Monday, October 15, 2007

Imprudente, en negro y en moto

Hace un par de semanas tomé un taxi para ir a la obra social. El taxista estaba refunfuñando por la proliferación de bicicletas, motonetas y adefesios impresentables que se le aparecían de pronto, sin aviso y casi sin posibilidad de esquivarlos. “Lo peor es que estos tipos se cuelan por todos lados, no tienen carnet de conducir, no usan casco, van en contramano cuando pueden y, encima, si uno llegara a atropellarlos (sin querer, claro), todos los ojos nos señalan como culpables”

“Pero el problema no es el laburante. El problema está en los vaguitos que trabajan en deliverys, que no respetan ni el semáforo, van a altísima velocidad y nadie se hace responsable de las tropelías que cometen”.

¿No es momento de reconsiderar si el trabajo que ofrecen las pizzerías, los supermercados y todo lugar que necesite de delivery, es realmente un trabajo o si es una coartada para que los “locos de la moto” puedan hacer de las suyas y, encima, amparados por una empresa?

Y si la empresa no paga seguro, mantiene en negro su producción y no se hace cargo de sus empleados, ¿no deberíamos renunciar a trabajar allí, mucho antes de que ya estemos endeudados y formemos familia? Porque para que desaparezcan las malas condiciones de trabajo, hay que empezar por no aceptar un trabajo indigno.

Pero, ¿quién empieza por casa?

Cuando terminé mi viaje, le pedí un ticket al taxista. "Me hubieras dicho al principio, hermano", dijo, "ahora no te lo puedo hacer, ya le di de baja al taxímetro"


Y van...

Saturday, October 13, 2007

De un lado, pero no del otro...

Nada impide ya a quienes siguen odiando seguir vengándose. Nadie lo impide porque, en este mundo, nada impide nada a los vencedores. Y ellos, por muchos que invoquen justicia y derecho, imponen su versión de los hechos por prepotencia de poder: el poder que les confiere haber vencido mediáticamente.
Convencer a todo el mundo, incluido un presidente, de que sólo deben ser juzgados y condenados los asesinos de un lado, pero eximidos, indemnizados y glorificados los del otro, es parte de ese triunfo y es parte de ese poder. Si el justo clamor contra Von Wernich fuese, además, ecuánime, clamaría también contra los del otro lado. Pero calla.
Para Kirchner ha sido un fallo ejemplar. Dios nos libre de la ejemplaridad jurídica de un proceso basado en puros testigos hostiles. Aunque tal vez Kirchner se estuviese refiriendo a una ejemplar docilidad.